
El puerto de Estocolmo nos recibe lluvioso.
Despues de una lenta entrada por el canal, al fondo comienza a verse la ciudad de Estocolmo.

Algunas están totalmente invadidas por miles de cormoranes rememorando a Alfred Hitchcock.

La mayoría tienen su propio puerto y zona de amarre. El agua es la única forma de llegar a ellas.

En muchas hay preciosas casitas de madera pintadas de vivos colores.

Miles de islas de distintos tamaños y formas salen a nuestro encuentro.
La inclinación de la Tierra permite que en primavera a las 4 de la madrugada el Sol brille en el horizonte.
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